Si existe un país en el mundo adaptado a las bicicletas ese es Holanda, más concretamente una ciudad de Ámsterdam cuya ubicación y mentalidad incita a hacer de la bicicleta el medio de transporte más popular. Con una estimación de 600 mil bicicletas para 820 mil habitantes y más de 400 kilómetros en carriles para ciclistas, la fiebre de las bicicletas en Ámsterdam es ya una atracción más de la ciudad de los canales.
Bicicletas en Ámsterdam: la vida sobre dos ruedas
Dicen que, cuando te dispones a conocer un nuevo lugar, aquello que diferencia al viajero del turista es su capacidad para mimetizarse con el entorno. Al igual que en India saludar con un «Namaste» es una seña de integridad o en Marruecos hay que regatear en los bazares, montar en bicicleta es una seña de identidad cuando se trata de adentrarse en Ámsterdam, esa capital holandesa surcada por canales y contenida por diques donde se dan cita sus famosos coffe shops, sus museos singulares y sí, hasta 400 kilómetros de carriles para bicicleta que confirman el potencial bike friendly de la ciudad.
La historia de las bicicletas en Ámsterdam y el resto de Holanda nace de la propia reivindicación local, de unos años 60 en los que el auge del automóvil parecía hundir para siempre una emergente tendencia a recorrer las calles en bicicletas. Sería en 1971 cuando 3 mi holandeses, de los cuales 450 eran niños, fallecieron como víctimas de choques y accidentes de automóvil, dando lugar a la campaña Stop de Kindermoord (Detened el asesinato de niños), en 1973, incitando al gobierno a iniciar la construcción de carriles de bicicleta en la ciudad, hecho que se vería reforzado cuando la crisis del petróleo de ese mismo año llevó al propio Primer Ministro de Holanda, Den Uyl, a pedir a sus ciudadanos que prescindieran lo máximo posible de los combustibles. Fue así como una paradójica crisis consolidó por completo el uso de la bicicleta en el país de los tulipanes.
Considerada por muchos como la ciudad de las bicicletas mundial por antonomasia, Ámsterdam incita a usar este medio de transporte dada su distribución urbanísticas y una mentalidad consciente del respeto por el medio ambiente que convierte el plan urbano de la ciudad en una de las más ejemplares de Europa. El holandés toma la bicicleta como símbolo de libertad, libre de los horarios a los que sí condicionan otros medios de transporte como el autobús, el tren o el tranvía, siendo este el segundo más importante de una ciudad de Ámsterdam que invita a ser descubierta en bicicleta.
Bicicletas en Ámsterdam: visitas guiadas o por cuenta propia
Puede que los domingos te guste ir con los amigos a realizar la ruta de siempre en bicicleta, incluso que algunas veces vayas al velódromo a domar las colinas de asfalto, pero cuando se trata de alcanzar el control sobre la bicicleta en un entorno tan singular como Ámsterdam, la cosa cambia.
Por ese motivo, no es de extrañar que muchas de las rutas turísticas en bicicleta realizadas por la ciudad incluyan un instructor, aliado ideal cuando se trata de sortear las vías del tranvía (las peores enemigas para una bicicleta que siempre puede engancharse), los canales, la gente y el bullicio de la ciudad. Muchas de estas rutas suelen tener precios asequibles (unos 20 euros por persona), duran un máximo de 3 horas y se dividen en itinerarios temáticos, bien en algunos de carácter más turístico (recorriendo highlights de la ciudad como sus famosos canales, el Museo Van Gogh o la Casa de Ana Frank) y otros que pueden acercarte por los rincones más secretos de la ciudad.
Si, en vuestro caso, preferís alquilar bicicletas en Ámsterdam por vuestra cuenta, varios hoteles de la ciudad incluyen alquiler, si bien existen otros puntos diferentes en lugares como la Estación Central (algo más cara) o Leidseplein, entre otras muchas. De todas las empresas, la más famosa y reconocida es MacBike, la cual incluye varios puntos y una selección de bicicletas de todo tipo (híbridas, infantiles o de carga), por precio que oscilan los 11 euros incluyendo la fianza a pagar por un día completo.
Una vez tengáis vuestra bicicleta con vosotros, no estará de más seguir algunos consejos en una ciudad que incluye normas propias y otras más universales a la hora de conocer un nuevo destino: no olvides cerrar los dos candados (el del cuadro y el de la la rueda enganchado a otro elemento), ya que los robos de bicicletas están a la órden del día, y procura mantener la atención en todo momento, especialmente en una zona centro en la que encontrarás más bicicletas que en cualquier otro lugar, donde los tranvías son impredecibles si no estás atento y visitar nuevos lugares mientras domas una bici reinventa la experiencia viajera pero también requiere de cierta organización.
Las bicicletas en Ámsterdam forman parte de una cultura, de un estilo de vida que une concienciación con una visión urbanística más práctica, permitiendo adaptar las grandes ciudades a nuevas medidas, mitigar la contaminación y hacer de la vida sobre dos ruedas todo lo que necesitas para reinventar nuevas rutinas.
¿Te gustaría conocer Ámsterdam en bicicleta?