En Ámsterdam se entremezclan hasta 100 kilómetros de canales que definen la estructura de una ciudad única, en la que asomarse a estas corrientes urbanas supone toda una delicia. Un factor que condiciona la vida de unos holandeses que han hecho de la bicicleta su mejor aliada, de los cruceros una de las grandes atracciones turísticas y, también, de las casas flotantes de Ámsterdam una de las postales más pintorescas de la capital holandesa. ¿Te vienes canal abajo con nosotros?
Casas flotantes de Ámsterdam: cuando la tierra no era suficiente
Algo así debió de decir una de las muchas familias que, tras la Segunda Guerra Mundial, encontró dificultades para encontrar vivienda en una capital holandesa devastada por el que fue uno de los episodios más cruentos del siglo XX. Una falta de espacio que llevó a muchas familias a asomarse a los canales en busca de una alternativa, ocupando poco a poco viejos barcos que pocos después serían conocidos como woonark (o casa arca), una tipología inmobiliaria que consiguió aprovecharse de la modernización de la flota holandesa, lo cual se tradujo en numerosos barcos antiguos abandonadas, y que aumentaría con el tiempo (los hippies también contribuyeron a ello) hasta convertirse en uno de los aspectos más carismáticos de Ámsterdam.
Hoy día, más de 2500 familias viven repartidas en las famosas casas flotantes de Ámsterdam, viviendas convertidas a su vez en una de las estampas más curiosas de la ciudad de los canales. A pesar de parecer barcos, estas casas suelen construirse sobre un pontón y carecen de motor, de hecho son consideradas como viviendas igual de legales que las demás al poseer un permiso llamado ligplaat, el cual reconoce a su propietario el derecho a vivir sobre el agua. Aunque muchas de estas viviendas han conseguido trascender sobre unos «cimientos» flotantes, muchas de ellas siguen estando alojadas en barcos, por lo cual el mantenimiento es más costoso y las revisiones anuales más caras.
Las casas flotantes de Ámsterdam cuentan con el confort esperables en una vivienda como ésta: calefacción, aire acondicionado, wifi y cientos de posibilidades que van desde una exquisita decoración típica holandesa hasta mobiliarios que datan de hace más de cien años. Una fiebre que, hace dos años, encontró en las casas flotantes de IJburg su versión más contemporánea.
Y es que Ámsterdam nació hace casi mil años como un pequeño pueblo de pescadores situado entre el río Amstel y la bahía de IJburg, donde desde 2013 se construye un nuevo proyecto de casas flotantes en el ya conocido como Waterbuurt. 18 mil viviendas para 45 mil residentes erigidas a partir de kilos de hormigón sumergidos en el agua y sobre los que se han construido formaciones de acero que dan como resultado un barrio residencial de lo más pintoresco. Pero hasta que su construcción finalice, quizás lo mejor sea perderse por esas otras genuinas casas flotantes de Ámsterdam.
Visitar las casas flotantes de Ámsterdam
Todo aquel que viaja a Ámsterdam reconoce en seguida los conceptos clave de la ciudad: los coffe shops, la casa de Ana Frank o, también, unas casas flotantes convertidas en una atracción más.Viviendas de madera, fachadas de colores y tulipanes en las ventanas que abren sus puertas para dar la cálida bienvenida al visitante en forma de un alojamiento turístico que se convierte en una alternativa igualmente válida a vuestro paso por la capital.
Los alojamientos en casas flotantes abordan desde los precios más competitivos hasta otros de gama lujo. Uno de los más recomendados es el Houseboat Amstel River Suite, donde las habitaciones con kitchenette, el confort y las paredes de madera conforman una experiencia única con vistas a un tramo de los canales en pleno corazón de la ciudad (a unos 300 metros del Dutch National Opera & Ballet). Un ejemplo de los muchos de guesthouses, apartamentos y hoteles repartidos por la zona acuática de Ámsterdam y en la que tener la posibilidad de degustar una Heineken mientras disfrutamos de una terraza con jardín se convierte en toda una delicia.
Si en vuestro caso no os alojáis en alguno de estos alojamientos, la ciudad de Ámsterdam ofrece otras muchas posibilidades a la hora de realizar tours por estas viviendas en conjunto con otros highlights turísticos de la ciudad. De hecho, existe incluso un Houseboat Museum convertido ya en un clásico de cualquier itinerario por el centro de Ámsterdam.
El Houseboat Museum nació en 1997 por obra de Vincent van Loon, un local que vivía en su casa flotante, a la que llamaba de forma cariñosa Hendrika María. Los muchos visitantes que se acercaban al barco para hacerle todas esas preguntas típicas que surgen cuando visitas una propiedad de estas condiciones llevó a van Loon a inaugurar este «museo» situado en Prinsengracht, uno de los canales más famosos del barrio de Jordaan, no lejos de la Casa de Ana Frank y la Torre del Oeste.
El broche de oro para una visita que encuentra en las casas flotantes de Ámsterdam uno de sus grandes fuertes. Viviendas donde la electricidad fluye a pesar del agua, donde los residuos no suponen un problema y la vida se deja mecer por unas aguas llenas de secretos e historias.
¿Te gustaría alojarte en una de estas casas flotantes?