Recorriendo el Museo Van Gogh, en Ámsterdam

A pesar de que la parte de su obra más conocida fuese concebida en Francia, muchos años de la vida de Vincent van Gogh transcurrieron en Holanda, donde nació en la localidad de Zunderd un 30 de marzo de 1853. Famoso por una excentricidad ligada a su figura durante toda su vida, y por un post-impresionismo del que se convirtió en su máximo exponente, el pintor con la oreja más famosa de la historia puede ser redescubierto en el obligado Museo van Gogh de Ámsterdam.

Visitar el museo

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Vincent van Gogh: los colores de la locura

Cuando siento una necesidad de religión, salgo de noche y pinto las estrellas.

Vincent van Gogh (Zunderd, Países Bajos, 1853) estaba destinado a pintar, pero no a ser reconocido en vida, paradoja que define la vida de uno de los pintores más respetados de la historia.

Autorretrato de Vincent van Gogh.

Tras una infancia en la que yo podía percibirse su carácter excéntrico, el primer contacto de van Goghcon el arte llegó trabajando para Goupil & Co., una compañía de comercio de arte de La Haya que también le llevó a Londres y, posteriormente, a París. Sería en la capital francesa donde su hermano Theo, cuatro años menor que él y principal apoyo durante toda su vida, le acercaría a las galerías de arte que suscitarían la pasión por la pintura en Vincent. Su hermano continuó trabajando en Goupil & Co., por aquel entonces ya conocida como Boussod & Valadon, mientras Vincent volvió a Inglaterra, donde cultivó un fanatismo religioso que le llevó a plantearse estudiar Teología.

Su vocación como misionero le llevaría en 1879 a las minas de Mons, en Bélgica, donde la contemplación de aquellos mineros grises inspiraría en él la necesidad de retratarlos. Tras tocar fondo y quedarse sin apenas recursos, Vincent se propuso dedicarse a la pintura al regresar a los Países Bajos. En 1881 comenzó pintando litografías de trazos bastos, como El tejedor en el telar, hasta terminar haciendo retratos de amantes como Clasina Marina, una prostituta a la que acogió en su casa.

Fue autodidacta, y su evolución notoria al pintar Los comedores de patatas, obra al óleo en la que participaron varios modelos. En 1885 se trasladó a Amberes, donde la litografías japonesas y las pinturas de Rubens le llevarían a profundizar en el uso del color. Tras unos meses con su hermano Theo, quien pagaba gran parte de sus gastos, comenzó a codearse con los artistas de la Belle Époque de Montmartre como Toulousse Lautrec o Paul Cézanne.

Los comedores de patatas, 1885.

En 1888 llegó al sur de Francia, a Arlés, donde adaptó el sur a su idealizado Japón pitando la naturaleza que le rodeaba, con ejemplo como su famoso Melocotonero en flor. La presencia del pintor Paul Gauguin en el sur supuso el inicio de nuevas colaboraciones para Vincent, hasta que su incompatibilidad le llevó a cortarse la famosa oreja que ya daba indicios del precario estado de salud mental del artista. Tras ingresar en el sanatorio de Saint- Remy-de-Provence, donde nacería la famosa La noche estrellada, sopesó varios episodios de angustia y ataques de pánico. Finalmente regresó a París, donde se instaló en el pueblo de Ravoux y convocó sus primeras exposiciones.

Durante sus últimos dos años de vida, llegó a realizar hasta 500 obras, siendo el 27 de julio de 1890 cuando, paseando por el campo, se disparó con un revólver para morir dos días después.

Almendro en flor, 1890.

La trayectoria de Vincent van Gogh pasó desapercibida a los ojos del gran público, siendo reconocida años después hasta convertirlo en uno de los pintores más admirados del mundo por un post-impresionismo que desbordaba los límites de la realidad. Obras en las que la naturaleza mostraba más colores y magia, como bien demuestran muchas de las obras que actualmente lucen en el famoso Museo Van Gogh de Ámsterdam.

Visitando el Museo van Gogh

Un año después de la muerte de Vincent van Gogh, su hermano Theo también murió, siendo su viuda, Johanna van Gogh, la encargada de dar a conocer las casi 2 mil obras de su cuñado en los diferentes museos de Holanda. Tras varios años exhibidas en el Museo Stedelijk, el Museo van Gogh fue inaugurado en 1973 en Museumplein.

El museo se compone de dos edificios,  un primero para exhibiciones, y un segundo de tres plantas que proponen un recorrido ordenado por la vida y obra del pintor apreciadas desde diferentes perspectivas.

La primer planta alberga obras de van Gogh como Los comedores de patatas o Los girasoles. Todas ellas están colocadas de forma cronológica, lo cual permite al visitante experimentar la evolución del artista desde sus oscuras tonalidades hasta la explosión del color.

La segunda planta contiene algunas obras que se creen fueron pintadas por el artista además de diversas investigaciones, mientras la tercera permite apreciar la interacción de los pintores contemporáneos con la obra del artista holandés.

El museo van Gogh es el segundo más visitado de Ámsterdam, motivo por el que se recomienda ir lo más pronto posible para evitar las masificaciones. Aunque su horario es de 9 de la mañana a 6 de la tarde (y 10 de la noche los viernes), ir sobre las 10 de la mañana, poco después de la masiva primera cola, es lo ideal.

Las entradas tienen un precio de 12.50 euros para los adultos, con tarifa reducida para grupos de más de 20 personas (3.50 euros la entrada) y de 2.50 euros para jovenes de entre 13 y 17 años. Los menores de 12 años quedan exentos de pagar entrada. Las mismas pueden conseguirse en taquilla o bien a través de la página web del museo.

Si viajáis a Ámsterdam, visitar el museo van Gogh es uno de los grandes obligados a la hora de apreciar el arte del pintor no solo más reconocido de Holanda, sino posiblemente del mundo.

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